Llega uno a etapas de la vida, donde lo material se vuelve secundario y cobra un valor enorme algo a lo que no siempre le prestamos atención ... el TIEMPO.
Y es que sabemos el valor que tiene el tiempo de calidad, sin embargo solemos ignorarlo o mejor dicho, nos dejamos aplastar por eso que llamamos metas.
No quiero decir con esto, que nuestros sueños no son importantes, por supuesto que no; son un norte, nos ilusionan, inclusive nos apasionan ... sin embargo, dentro del balance que siempre debe existir, debemos tomar en cuenta qué precio debemos pagar por ellos.
Hoy vengo a conversar con una invitada que se caracteriza por ser muy apasionada en todo lo que emprende, pero recientemente enfrentó una situación muy difícil, inesperada y llena de mucha ansiedad, que le hizo ver la vida desde una perspectiva distinta.